PRENSA GAMEA / Jue 07.11.24
Con su niña en brazos, que no pasa de los seis meses de edad, Kevin Flores, de 23 años y su esposa Sandra Romero, de 22, afirman al unísono sin dudar: “Llevamos la gastronomía en la sangre”, la familia alteña Flores Romero aprende los secretos de la cocina en los talleres gratuitos que se imparten en el Espacio Joven, dependiente de la Unidad de la Juventud, de la Secretaría de Municipal de Educación y Culturas.
“Como estaba con un poquito de tiempo, busqué capacitarme más. Al igual que las mujeres, yo soy capaz también de ponerle mi sazón a la comida”, afirma sin dudar Flores, el padre de la bebé y que además es el único varón de 15 estudiantes que aprenden repostería en Espacio Joven. Su compañera, Sandra es una de las 14 damas que también se instruye en este oficio.
“Las clases son muy buenas, estamos haciendo galletas de coco con limón, ayer (el martes) hicimos alfajores, hicimos rosquete; hacemos muy buenas cosas”, expresa emocionado Flores en medio de risas, mientras frota sus manos empolvadas con harina tras la manipulación de la masa.
La familia Flores rompió tres esquemas: Kevin, como cabeza de familia, ratifica que tanto el varón como la mujer, pueden y son capaces de desempeñar las mismas funciones, además el tener un bebé no es impedimento para continuar capacitándose y tercero, que se puede “aprender en familia”.
Sandra, de sonrisa tímida, confiesa que se enteró de los cursos de repostería de la Alcaldía cuando aún estaba embarazada. “Esta es una gran oportunidad para capacitarse. Nos encanta la cocina a los dos, tenemos la gastronomía en la sangre por nuestros padres y tenemos la sazón”, expresa con optimismo.
La joven madre dejó de trabajar para tener a su bebé, pero aquello no fue un obstáculo para seguir aprendiendo. “Ella (su bebé) es tranquila, yo organizo mis tiempos, entre los quehaceres y el descanso, solo tengo que ordenar mi horario”, añade.
Y durante las clases, hasta la bebé aprende la disciplina de escuchar. “Mientras sacamos los pesajes (de los ingredientes), ella (bebé) espera sentadita y en la hora de amasado yo la cuido o a la inversa”, ratifica.
Actualmente la familia Flores administra una pequeña pensión, donde ellos son los principales chefs, pero con estas nuevas clases, proyectan instalar una pastelería, para complementar su actividad económica. “Si aparte de la comida podemos ofrecer un postre, ¿por qué no?”, se pregunta Sandra.
Jasmin Quisbert, la capacitadora del curso de Repostería de Espacio Joven, se siente orgullosa de Kevin y Sandra, ya que son una familia que motiva e inspira a sus compañeras. “Como profesora, si ellos pueden, yo puedo seguir aprendiendo también”, añade Quisbert.
“Esta familia que viene a pasar clases con su bebé ha motivado a muchos estudiantes porque ven las ganas y el esfuerzo que muestran ellos por salir adelante, el desempeño de ellos es muy bueno porque como familia ya saben qué hacer y cómo coordinar”, describe.
La primera etapa de las clases de repostería inició el 15 de septiembre y culminó este miércoles 7 de noviembre; sin embargo, se viene una segunda fase para continuar con el aprendizaje, además de inducirles en emprendedurismo.
Quisbert, espera que, a la conclusión de la segunda etapa, la familia Flores “emprenda vuelo” y hagan que su restaurante sea uno de los mejores de la ciudad de El Alto, ahora con un postre: la pastelería para la que se capacitan en el Espacio Joven.
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ECM