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Jóvenes baby boomers en El Alto, la generación de las cartas de amor y del pantalón con bota acampanada

Dos años de gestión

PRENSA GAMEA | Lun 16.09.24

Los ojos de Jorge Ribota Vargas, nacido el 23 de abril de 1956 en Potosí, se iluminan al rememorar su juventud, una época que él considera como ‘la más respetuosa’ y la que está a punto de extinguirse. Perteneciente a la generación conocida como baby boomers, Jorge es residente alteño en la zona Lotes y Servicios, donde instaló su hogar desde hace 38 años.

“La juventud era respetuosa y ahora, a diferencia de antes, se han perdido esas cosas, porque ahora los jóvenes están solamente con el celular, se olvidan de lo demás y son sedentarios. En mi tiempo había mucho respeto hacia el profesor, el portero, el regente y los padres, que eran las autoridades”, relata Ribota con mucha confianza a la entrevista. 

Septiembre es el mes de la juventud y así como los contemporáneos, las generaciones pasadas se distinguieron por los cambios culturales, sociales y económicos, a los cuales se adaptó la sociedad. La generación baby boomers es del período del ‘baby boom’, que se refiere a un incremento notable en la natalidad durante un período específico, esto ocurrió a fines de la Segunda Guerra Mundial (1945), cuando las tasas de natalidad en todo el mundo se elevaron.

Esta generación surgió en tiempos de paz y bonanza económica, y está marcada por una fuerte cultura del esfuerzo y el sacrificio. Se la reconoce por su amplia experiencia y se dice que son personas fieles y acostumbradas a trabajar duro.  

Sentado en una silla, Jorge continúa su relato sumergido en el pasado y con un aire de nostalgia, el respeto hacia los adultos en su generación era absoluto. Dijo que, en aquellos tiempos, cuando los mayores conversaban, los jóvenes no vertían ningún tipo de opinión, ya que esas charlas ‘eran sagradas’. 

*Moda*

La moda era un sello distintivo de los jóvenes baby boomers, que imitaban al guardarropa de The Beatles, con los pantalones de bota acampanada y los famosos zapatos de plataforma llamados ‘suecos’.

“Mis pantalones, de la rodilla hacia abajo, eran anchos. Pero, para ocasiones especiales, la formalidad era la norma con camisa y corbata los lunes, y ropa más recta para los eventos importantes”, relata el sexagenario vecino de El Alto.

Las fiestas de 15 años, tan comunes, pomposas y extravagantes hoy en día, eran tan simples en la juventud de Ribota, que consistían en un almuerzo familiar, con amigos. “Poco a poco empezaron a aparecer estas celebraciones, con escoltas de la Policía. Las invitaciones eran servilletas de color, hechas con máquina de escribir”.

Ciertos temas eran intocables. El sexo, por ejemplo, era un tabú absoluto, según Jorge, ya que no se comentaba con los padres y solo se hablaba con médicos y enfermeras, que eran los encargados de educar a los jóvenes al respecto. 

Según Jorge, muchas cosas cambiaron con el tiempo, como las costumbres de barrio. Hoy en día, coordinar un encuentro con amigos requiere de la disponibilidad de cada persona, a diferencia de los tiempos de Ribota, cuando bastaba con salir a una esquina para encontrarse con la vecindad y jugar fútbol.

*Música*

El gusto musical de la generación estaba marcado por las baladas románticas de artistas como Dyango y Palito Ortega, de canciones que hoy se consideran éxitos del ayer que al escucharlas los transporta a su añorada época juvenil.

El amor también tenía un aire distinto. “Para enamorar a una chica había que pedir permiso a los padres. Si te aceptaban, podías salir con su hija; si no, quedaba la opción de hacerlo a escondidas.” Las cartas de amor eran otra forma de confesar sentimientos, con preguntas simples como: ‘¿Quieres ser mi novia?’ y dos opciones, sí o no. Jorge recuerda ese detalle con una sonrisa ligera que refleja la experiencia amorosa que vivió en su etapa de casanova.

*Familias*

La charla continua y con una ocurrencia vertiginosa, Jorge explica que algunas familias de su generación deseaban roles profesionales establecidos según funcionalidad. “ Mis padres querían que el mayor fuera militar para defender el honor familiar, el segundo, abogado para proteger a la familia en los tribunales, y el tercero, cura, para perdonar”.

En cuanto a los pasatiempos, la televisión aún no ocupaba un lugar central en los hogares y la gente se entretenía al escuchar la radio o con el periódico. Los juegos comunes incluían la pelota manchada, el trompo, los platillos y las pistolas de juguete. Estos eran los pasatiempos favoritos de la época.

Así era la juventud de Jorge Ribota Vargas, una generación marcada por el respeto, la formalidad y una forma de vida mucho más sencilla, donde el contacto humano y la educación vertical eran la norma. Una generación que, según sus propias palabras, dejó una huella imborrable en la sociedad.

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DAA