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De mano en mano se mantiene viva la herencia cultural en las ferias de la Alasita en El Alto

Dos años de gestión

*PRENSA GAMEA | Dom 28.01.24*

Entre risas y charlas amenas se encuentra sentada en un banco de madera Eva Castro, una artesana que no solo ofrece ‘taris’ (pequeños aguayos) y miniaturas, sino también transmite nuestra herencia cultural a quienes anhelan cumplir sus deseos cuando visitan la feria de la Alasita, ubicada en la plaza La Paz de El Alto.

“Esta es la tradición que proviene de mi mamá, de mi abuela y así sucesivamente, arraigada en toda mi familia durante muchos años (…). Durante todo el año nos dedicamos a esto, fabricando todas las miniaturas relacionadas con la fortuna y la abundancia.”, destaca Eva Castro.

Entre el humo del sahumerio y con su trato amable, la artesana crea un ambiente de unidad, donde la población compra las artesanías elaboradas por ella y su familia. Son tres generaciones dedicadas a fabricar adornos con billetes, ‘taris’ y pequeñas maletas de la fortuna.

En los pequeños aguayos que Eva vende sus ‘caseritos’ colocan todas aquellas miniaturas, como autos, casas, billetes y otros, que compran con la firme convicción de que sus sueños o lo anhelado se hará realidad.

En las inmediaciones del kiosco de Eva, un seductor aroma a masa de pan y dulces se entrelaza con el bullicio de la plaza La Paz. Los transeúntes, atraídos por esta deliciosa fragancia, se ven tentados a detenerse y explorar las masitas que Betty Laura, quien ofrece más de una veintena de manjares dulces.

Estas delicias, arraigadas en la tradición, son adquiridas por la gente en docenas, para endulzar sus almas con el sabor inconfundible de la experticia de Betty Laura. Y, es ella que invita a la población a pasar por su negocio con la frase “pasen ‘caseritos’ a comprar masitas, les vamos a yapar y con cariño los vamos a atender”, expresa Betty.

Las figuras de personajes de películas de terror llaman la atención de los visitantes hacia el kiosco de Ronald Calsina, un apasionado escultor de yeso, quien comparte su dedicación en dar vida a estos íconos del horror. Más que simples decoraciones, las creacciones de Ronald son ingeniosas alcancías, una forma de dar utilidad a un adorno que, según él, ayuda a ahorrar.

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DAA